Quería compartir una reflexión que me anda rondando la cabeza desde que comenzó la situación actual en la que nos encontramos.

Cuando saltó el estado de alarma, estábamos de vacaciones por la semana fallera y, por decisión de todo el personal, no se suspendieron. Cabe decir que me pareció todo un acierto la suspensión de todas las festividades y eventos que iban a tener lugar en nuestro país los próximos meses.

Recuerdo que hace unos meses compartí un post en el que reconocía que el año pasado fue, quizá, el más gratificante y satisfactorio de toda mi carrera profesional, que se extiende a más de 43 años. Durante mis años en activo he vagado por diferentes empresas en las que he aprendido y de las que me encuentro muy orgulloso. Sin embargo, fijaos en la paradoja, en mi última etapa profesional por cuenta ajena, uno de mis superiores me estuvo extorsionando y boicoteó mi trabajo hasta el punto de tener que abandonar la empresa presentando mi dimisión. A partir de ahí, y quizá gracias a esa persona que me complicó la vida, comencé a trabajar por cuenta propia y, tras unos años complicados, conseguimos montar la sociedad Teldomo, S.L. con muchísimo esfuerzo y sacrificio.

Os cuento esto porque quiero compartir este pensamiento con todos aquellos que, como yo, dependen del mundo de la construcción y han conseguido levantar sus empresas con mucho trabajo.

La pasada semana, tras la declaración de alerta por la crisis sanitaria que está pasando nuestro país, convoqué a los principales directivos y operarios de la empresa para abordar la situación y el estado de obra. En esta reunión, en la que se siguieron todos los protocolos y medidas de seguridad establecidos, redactamos un protocolo de actuaciones sobre las obras con el fin de proteger a nuestros clientes y empleados. Sin embargo, a los tres días de esta reunión, en la que ya habíamos encajado a todo nuestro personal en las diferentes obras, comenzamos a recibir correos de los principales clientes en los que se nos instaba a parar todas las obras en curso como medida preventiva ante la alerta sanitaria. Esta situación nos ha generado un desajuste en la organización porque, obviamente, en la situación que se encuentra el país, no podemos comenzar nuevas obras, pero tampoco podemos continuar con las que ya habíamos empezado.

Todo ello nos lleva a tomar decisiones rápidamente y a plantear un ERTE. Pongo toda esta información en conocimiento de nuestra abogada, pero, para sorpresa de todos, nos dicen que no cumplimos con los requisitos para entrar en un ERTE. Este es el momento en el que nos dimos cuenta de la gravedad de todo lo que está sucediendo: en la plantilla de operarios que tengo el honor de dirigir, la edad media de 55 años, ya que en la pasada crisis decidimos apostar por los mayores de 45. Por lo tanto, muchos de ellos están en grupo de riesgo.

Con todo esto, me veo en la obligación de convocar de nuevo, el pasado lunes 23 de marzo, una reunión extraordinaria con todos nuestros operarios y, además, en varios turnos para evitar un posible contagio. En esta reunión les expongo la
situación y, una vez más, me demostraron que la clave del éxito de Grupo Teldomo son todos ellos.  Por libre decisión me proponen varias alternativas como la reducción de jornada, renunciar a las vacaciones y reducir la plantilla al 50%. Con estos métodos, es posible dar cobertura a 4 obras que tenemos en curso y que los clientes se han negado a parar.

Me rompe el corazón dividir a la plantilla y enviar a la mitad a trabajar y a la otra mitad a casa. Además, como ya he comentado, la media de edad es alta, muchos están en grupo de riesgo y trabajamos en comunidades y zaguanes que son lugares cerrados, ya que en rehabilitación y reformas se han paralizado las obras. Es probable que alguno de ellos se esté jugando la vida yendo a trabajar y considero que esto es muy injusto.

Como trabajador y empresario estoy realmente indignado porque nuestro sector pueda continuar con su actividad y no pueda acogerse a un ERTE, con los riesgos que esto conlleva. ¿Por qué sí al cierre de ocio, hostelería, agencias de viajes,
comercios de muchísimos sectores y no al sector de la construcción?

Siempre somos uno de los sectores más afectados por las crisis y, además, ahora somos los que tenemos que seguir poniendo en riesgo nuestra vida y la de nuestros trabajadores y compañeros. ¿Qué diferencia hay entre los otros sectores y el nuestro? ¿por qué tenemos que estar trabajando en espacios cerrados jugándonos la vida? ¿de verdad es tan difícil tomar la decisión correcta? Es más que obvio que las obras son un foco de contagio, ya que es imposible que los operarios trabajen de manera individual.

Otra vez más tenemos que ser los empresarios los que asumamos todos los riesgos. Parece una pesadilla, pero no es así, es la realidad. Pasas años intentando sacar tu empresa adelante y cuando estás en el mejor momento, ocurre una
desgracia de tal magnitud que te obliga a retroceder, a perder personas en la empresa que la han hecho llegar donde estamos hoy y a enviar a media plantilla a jugarse la vida y arriesgar la de su familia.

No es momento de buscar culpables, ya que todo esto es algo que no podíamos prever, pero todos sabemos que frente a la gravedad de la crisis sanitaria que azota nuestro país no se ha hecho todo lo que se podía haber hecho y, algunas
decisiones, se tomaron tarde. Además, como ya he comentado, una vez más se han visto afectados los mismos sectores de siempre.

Criticamos el alarmismo en redes sociales, pero no me hago a la idea que profesionales del sector sanitario estén difundiendo mentiras sobre los pocos recursos de los que disponen. Y ahora me hago la pregunta, si el propio sector sanitario no tiene suficientes EPIs, ¿hasta cuando dispondré yo de equipos de protección para mis operarios? Hablo tanto de mi como de otras empresas del sector que se están viendo obligadas a enviar a sus trabajadores a trabajar sin ninguna protección extra, jugándose la vida cada día. Mi propia esposa lleva días fabricando mascarillas caseras para todos nuestros operarios, ya que están agotadas en todas partes.

Yo seguiré al frente de todo mi equipo y saldré cada día con ellos a desinfectar las obras donde nos dejen seguir trabajando, pero no puedo entender que se permita que tantas personas sigan jugándose la vida cada día en trabajos no
esenciales para esta crisis sanitaria. Es deleznable que los dirigentes no den orden de paro en el sector siendo un colectivo de alto riesgo ya que, como he comentado, es imposible trabajar de manera individual en una obra.

Desde aquí, tras esta reflexión, hago un llamamiento a todos los dirigentes. Dejen a un lado su ego y sus diferencias, trabajen juntos y pongan todos sus recursos en esta crisis sanitaria que estamos viviendo, porque esto solo lo paramos entre todos. Juntos ¡venceremos!

Ángel Blanco